Me gusta contar las horas, observar lo llenas que están aquellas que contienen sueños y risas, lo vacías que están otras que parece que ni siquiera contienen sus sesenta minutos.
Me gusta imaginar que los minutos esperan en perfecta fila india colgados de una cuerda su turno para saltar al vacío de ser vividos. Incluso para ser minuto hay que tener suerte... Algunos de ellos cambiarán nuestras vidas, las contendrán. Otros pasarán sin más. Minutos anónimos.
Pero a mi me gusta contar horas en voz alta, contar segundos me parece pesimista... porque serían muchos los que quedan aún. Horas, contar horas y que la cuenta sea pequeña, pequeña, pequeña.
¿Por qué no cuento los días? Porque los días tienen demasiado protagonismo con su nombre y apellidos: Viernes Once de Diciembre.
mi hogar en cualquier sitio
-
*a Sendoa Bilbao*
«El día más insospechado
me desperté con la entereza
de no hablar más de mi pasado
y perdí peso en la cabeza».
Antonio Vega
Aprendí hac...
Hace 2 semanas