Con el pelo enmarañado y ojeras de dormir poco,
sí,
así...
Y, sin embargo, estaba feliz.
Ajena al mundo con sus locos y locuras,
ajena al frío de las noticias que pesan
y se clavan en las retinas pidiendo ser el centro
del pensamiento, sin tregua.
Despreocupada de la lluvia
que cae desde tus ojos.
Desasida del cordón que aprieta y ahoga
y arrastra hasta ese lugar
que no quiero volver a visitar.
Olvidando...
Desaprendiendo.
Más allá de mi piel,
la tuya.
Nada más.
El resto lo han ido arrastrando los días
y espera resolverse en un viernes noche
que no llega del todo.
mi hogar en cualquier sitio
-
*a Sendoa Bilbao*
«El día más insospechado
me desperté con la entereza
de no hablar más de mi pasado
y perdí peso en la cabeza».
Antonio Vega
Aprendí hac...
Hace 2 meses
1 comentario:
Me encanta, como siempre. Desaprender es lo que deberíamos hacer más a menudo todos. Somos demasiado listos para aguantarnos entre nosotros jajajaja
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