Hay deseos que cuelgan de un tic tac.
Hay madrugadas llenas de deseo.
Hay miradas que contienen deseos imposibles
e imposibles que no se someten a tic tacs
ni entienden de formas, normas, barreras o
fronteras.
Mi deseo no entiende de absurdos.
Mi deseo desconoce la cadencia del tic tac.
Mi deseo madruga cada día para tener
todas las horas posibles por delante,
para recordarte, para contenerte.
Recordarte.
Contenerte.