viernes, 7 de enero de 2011

El Retiro, desnudo de invierno. El centro de Madrid, barrido de gente después de la algarabía pre-Reyes. Y un manojo de nervios apoderándose de mis sueños y despertares, negándome las ganas de continuar.

A veces permanecer se vuelve algo insoportable.

martes, 4 de enero de 2011

Los primeros días del año se arrastran pesadamente entre gotas de lluvia. Cuestan. Unos en cama con gripe; otros aparentando rutina de labios y uñas bien pintados, mientras lo de dentro sigue triste; otros, ataviados con trajes de superhéroes, resolviendo problemas ajenos difícilmente abarcables ... y, en la trastienda, charcos ocupados por preguntas que no se hunden: ¿Por qué no nos fuimos lejos esta vez? Al fin y al cabo, ojos que no ven, corazón que no siente. Me siento sobre mi tristeza, la aplasto con los kilos de más de estos últimos días, mezcla de mazapanes, pimientos del piquillo, marisco y canapés variados, la asfixio... Me libero y pienso que enero suele ser muy largo, siempre.