- Debiste haberme avisado de que tu llegada a mi vida me traería este tipo de
trastornos.
- ¿Cómo iba a avisarte de eso? ¿Acaso no sabes que suele suceder así? Quiero decir, a ver, entiéndeme... son síntomas habituales.
- Ya ... pero... no doy pie con bola. Me paso la parada de autobús, se me olvida la lista de la compra en casa, echo vinagre a la ensalada dos veces y... y, mírame, cuento los segundos
que le quedan a este septiembre que no quiere irse del todo.
- Jajajajajajajajajaja
- No te rías. No me quedan uñas que morderme ni soy capaz de conciliar el sueño. Además, empieza a estar inmensa y se cuela por los huecos de la persiana... ¡Qué bruja! ¿Entiendes mi urgencia?
- Perfectamente.
- Pues... ya quedan unos cuantos segundos menos desde que comenzamos a hablar.