domingo, 27 de junio de 2010

Regreso de Ítaca

Últimamente...
Viajo sin equipaje y con frecuencia a Ítaca.
Allí nada más cuenta a parte de mi piel desnuda
y tu boca.

La conquista de Ítaca no fue fácil.
Busqué compañeros de viaje que nada sabían
de brújulas,
islas,
faros,
mares,
mapas de piel
y lunas.
Y todas aquellas expediciones fracasaron.

Desconocía por completo que la llegada a Ítaca
pudiera producirse con la mar en calma
y en un atardecer de otoño
o con la mar juguetona,
rodeándonos de espuma los tobillos,
en una mañana de mayo.
Antes de ti
pensaba que ese desembarco
se producía siempre con fuerte marejada,
entre imponentes olas
que quitaban el equilibrio.

Y aquí estoy una vez más
volviendo de nuestra Ítaca particular,
de esa isla conquistada
por tu boca
en el mapa de mi piel.

Deseando que vuelvas.