No como contrario a "deshumanizar", que de eso esta ciudad sabe mucho, si no como contrario a "idealizar".
Te subí al pedestal porque en tu boca las palabras sonaban tan bien, las experiencias eran tan únicas, tu sensibilidad tan especial y tu carita tan linda... Te subí al pedestal porque abriste una puerta y entró luz y eso me gustó y me sentí agradecida y, a veces, cuando algo me deslumbra, tardo en recuperarme y en mi armario de los trastos hay unos cuantos pedestales esperando ser ocupados.
Te subí al pedestal yo solita y solita tuve que bajarte. Culparte no es posible porque no tienes culpa alguna.
No te culpo, te humanizo, te doy sólo características humanas y, por supuesto, te enfadarás, llorarás, huirás, volverás, te reflejarás en cientos de miles de ojos que no son los míos, te identificarás con otras palabras y corearás otras canciones, ... y yo no podré reprochar nada porque, realmente, yo fui quien se empeñó en subirte al pedestal y en hacer que la perspectiva con la que te miraba no fuera la natural.
Te humanizo y tampoco te estoy disculpando. No. A estas alturas cada cual que se responsabilice de lo suyo, ¿o no?
Y, ahora, te tengo aquí a mi lado, a mi altura y al reflejarnos en el espejo, lejos queda ya la locura, al reflejarnos en el espejo te veo... Con tus ojos perfectos y tu boca imperfecta, con tus ojeras, tus pecas, tus granos y tu sonrisa eterna... (que no etrusca)... y me gustas, claro que sí, me gustas como ser humano y continúo admirándote pero desde otra perspectiva, desde el tú a tú...
Te humanicé y fuimos felices y comimos perdices... Y, de paso, tú me humanizaste a mi y dejé de decepcionarte con mi locura obsesiva.
En el fondo, puedo ser muy tierno, muy cálido y, a la vez, cuando se me ocurre,puedo ser también tan frío y brutal como un monstruo. Existen en mí esas dos cosas. Soy una paradoja viviente. . . . H. Miller