martes, 20 de abril de 2010

... hay gente que es de un lugar,
no es mi caso,
yo estoy aquí
de paso...
Latir y, en el latido, hallarte.
Descontar horas,
sumar vidas,
flotar en un mar dulce,
observar desde la quietud de tu faro el mundo
y, después, andarlo de rabo a cabo
y salpicarlo con la alegría alborotada
de cada día que cae
del calendario
despezado y lleno de rutina.
Soñar el encuentro en parada aún desconocida.
Latir y, en el latido, sonreírte.
Recordar con nostalgia los domingos
de lluvia y risas bajo las sábanas,
mientras dos calles más abajo
la gente compra faldas y bragas
bajo sus paraguas.
Latir y, en el latido, acurrucarme.
Acariciar los recuerdos que yacen
en cada rincón y acompañan las horas desocupadas
de tus manos.
¿Sabes?
Lo natural es fácil.
Atrás quedaron los tiempos en blanco
a la espera de un sms que nunca llega cuando debe llegar
y, sobretodo, nunca dice lo que esperas que diga.
Atrás quedó también la ansiedad,
ese cruel juego de ruleta rusa "hoy toca, estás en mis planes"
que tanto entretiene a algunos.
Atrás quedó todo lo relacionado con aratossiaratosno,
con encajes que nunca encajan lo suficiente
y recortes que acaban convirtiéndote en un collage
de ti misma llena de parches con las caras (y destrozos)
de otras.
Atrás...
A veces tan atrás que ya no recuerdo
cuanto transité esas calles.
Estaba de paso, ahora lo sé,
estaba de paso.

domingo, 18 de abril de 2010

Dejaste las cortinas de mi piel corridas, mi boca entreabierta y mis piernas dibujando aún el hueco de tu cuerpo, sobre el colchón quedó marcada tu silueta y en el aire un hueco que surco una y otra vez, como si de una puerta al mundo de los sueños de piel se tratara, para no echarte tanto de menos, para invocar todo lo que somos juntos, para no olvidar que hay kilómetros que se recorren con las yemas de los dedos una y otra vez, inagotablemente, para borrar la distancia y transformarla en anécdota, para desalojarla de esta historia que ocurre a unos cuantos palmos del suelo.