jueves, 28 de abril de 2011

Depende del día

Madrid es una manzana podrida y por cada boca de metro asoman gusanos malolientes desde primera hora de la mañana, cabezas enormes pero huecas, no-pensantes...

Otras veces, Madrid tiene piel de melocotón y, al atardecer, los brazos se funden en abrazos largos y las sonrisas atenuan el sonido del tráfico.

Depende.

Del día.

Y de la hora a la que te encuentro, de eso también depende.