Madrid es una manzana podrida y por cada boca de metro asoman gusanos malolientes desde primera hora de la mañana, cabezas enormes pero huecas, no-pensantes...
Otras veces, Madrid tiene piel de melocotón y, al atardecer, los brazos se funden en abrazos largos y las sonrisas atenuan el sonido del tráfico.
Depende.
Del día.
Y de la hora a la que te encuentro, de eso también depende.
¿el infierno son los otros?
-
El gato era pequeño. De tan pequeño, podríamos asegurar que sólo tenía
cabeza. Ni tronco ni extremidades, sólo cabeza. Estaba hambriento, era
evidente, s...
Hace 3 semanas