jueves, 18 de diciembre de 2008

Celebración del atardecer

Caen los párpados
llenos de lágrimas
que nadie entiende
ni reclama.

Cae el sol sobre Madrid
y se abre paso
la media luna
entre sus calles
pobladas de celebraciones
que nadie reclama...

Sobre el amor urgente

Amor urgente,
valiente,
imprudente,
casi impertinente,
siempre incandescente,
rozando lo incongruente,
idealizando lo excelente,
olvidando lo decadente,
delincuente,
impaciente,
indecente...


Amor loco de atar...

Amor carnal,
pasional,
brutal,
bidireccional,
inequívocamente casual,
literal,
visceral,
sexual...

Amor rojo sandía...

Amor sin coraza
de papel de estraza,
amor de encuentro...

Amar desde la piel,
desde la locura de perder
cada instante en el que no estás,
desde la ansiedad de no encontrar
respuesta a la necesidad,
desde la tristeza de no llenar
el vértigo del precipicio
en el que se convirtió la soledad...
Amar desde las entrañas,
locas por devorar
la boca que desean,
que anhelan,
que sueñan...
Amar desde las palabras
que te persiguen
y retumban espantadas
contra el muro de piedra
de tu mirada.

Amar... a cualquier hora del día
y sin piedad...

*Espejo, imagino que hablamos de lo mismo, ¿verdad?
Me hiciste reflexionar.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Nubes rosas / Curvas nevadas

Horizonte sesgado de enormes nubes rosas.
Mis pasos acompañados de pequeñas nubes
de vapor bucal.
La rutina se traga las primeras horas
de mi amanecer
y me escupe en esta silla
sobre la que cada día reposa mi vida.
Me levanto a por el segundo café
de esta corta mañana,
sonrío entre cristales
a quienes acompañan mis pasos
con su mirada sentada,
mi voz suena despierta
contra los dormi-oídos
de algunos.

El horizonte sesgado de curvas nevadas.
17 de diciembre
En el vértigo de las celebraciones que se aproximan
deseo que se pare el tiempo
o que suceda todo lo contrario y las horas vuelen
a la velocidad de la luz
y 2009 comience en el 9 de enero directamente.
Y aparezcas TÚ, con tu mochila cargada de sonrisas
y un año más, el que cumples mañana.

martes, 16 de diciembre de 2008

Celebración del amanecer

Si sonó la alarma del despertador y la oíste.

Si abriste los ojos y viste la poquita luz que entraba a través de las rendijas de la persiana y, poco después, te sorprendió la claridad de esta mañana de diciembre soleada, al levantarla por completo.

Si pegaste la nariz al cristal y sentiste el frío que trasmite el vidrio para advertirte de que fuera no se superan los 2 grados.

Si te metiste en la ducha y te estremeciste al sentir el agua fría cayendo sobre tu cabeza primero, sobre el resto del cuerpo después.

Si el olor del café saliendo de la cafetera dirigió tus pasos a la cocina y su sabor te trajo buenos recuerdos...

Entonces, amigo mío, estás vivo y estás en condiciones de celebrar tu amanecer. Te diré que no todos despiertan con sus cinco sentidos a los que se unen los recuerdos... Te diré que sobre las espaldas de muchos sólo pesan malos recuerdos que no quieren que se despierten nunca más al amanecer y, sin embargo, se despiertan más puntuales que la alarma del despertador... Te diré que algunos nunca despiertan viendo, ni oliendo,... Te diré que algunos no duermen casi porque sienten frío perpetuo.

Despertar. Poner el pie derecho o el izquierdo en el suelo, celebrar cada primer paso que damos, coger aire, estirarse... Poseer cada uno de los rincones de nuestro cuerpo y hacer de él lo que se debe hacer de él...

Si.

Ser dueños de cada una de las horas que tenemos por delante y hacer de ellas algo nuestro...

Eso es amanecer. Respirar. Oler. Oír. Saborear. Gritar. Caminar. Celebrar el hecho de sentir.

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Somos verdaderos privilegiados porque podemos dedicarnos a pensar en lo que sentimos y en lo que dejamos de sentir. En lo que opinamos o no sobre la realidad que nos rodea. Mientras, la gran mayoría del mundo, se levanta pensando en cómo sobrevivir. Y hoy tengo uno de esos días en los que me niego a no ver el sol, aunque muchas veces soy yo misma quien se arranca los ojos y prefiere negarse el espectáculo de la vida.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Insomniaciones II




Sobre el altar de piedra,
el cadáver y doce copas de vino tinto.
Alrededor,
doce mujeres vestidas de blanco,
cuellos largos decorados con
collares de espinadas rosas rojas.
Sobre sus cabezas,
la luna menguante.


Abriste y cerraste la puerta
tan rápido como me besaste.
Busqué tus ojos entre tu bufanda
y tu abrigo
y encontré la nada.


Brindan a la luna
y beben un trago largo de vino,
se inclinan
y expulsan parte del trago
sobre el cadáver desnudo.


Recuperé tu bufanda del perchero
y me la puse...
El calor de tu cuello
cayó en picado hacia el suelo
y entre la lana encontré sólo espinas.


Al inclinarse,
las espinas se clavan
en sus pechos y garganta
y sangran...


Solté la bufanda sobre el sofá
y salí a tu encuentro
a la cocina.
Apoyado contra la nevera
apurabas un trago de whisky.
Las cuencas de tus ojos estaban
vacías...
¿Cómo verme sin ojos?


La copa vacía de vino
recoge la sangre
que emanan
sus poros ahora espinados.


Me pierdo en el pasillo
mientras tú, inmóvil,
te sirves otro whisky.
Borracho de ti,
inconsciente de todo.


Brindan ahora sobre el cadáver
y beben su propia sangre espinada.
Agarran sus manos
e invocan las mujeres que fueron...
Las mujeres que él no vió...
¿Cómo verlas sin ojos?


Frente al espejo
empuño la navaja
y me arranco el ojo izquierdo.
He decidido ver sólo la mitad
de lo que existe,
mañana quizás me iguale a ti
arrancándome el ojo derecho.