El Retiro, desnudo de invierno. El centro de Madrid, barrido de gente después de la algarabía pre-Reyes. Y un manojo de nervios apoderándose de mis sueños y despertares, negándome las ganas de continuar.
A veces permanecer se vuelve algo insoportable.
¿el infierno son los otros?
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El gato era pequeño. De tan pequeño, podríamos asegurar que sólo tenía
cabeza. Ni tronco ni extremidades, sólo cabeza. Estaba hambriento, era
evidente, s...
Hace 3 semanas
1 comentario:
Cuando se vuelve insoportable valoras mucho más la amistad.
Hazme un hueco en tu agenda, Mentxu, no te permito lo contrario.
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