lunes, 10 de enero de 2011

El séquito de Amor

En su rutina matutina había siempre tiempo y lugar para una especulosa selección de palabras.
Al salir de la ducha, mientras se cepillaba el pelo, se sentaba en el brazo del sofá y miraba con detenimiento a la estantería. Ellas, que conocían sus costumbres, se sentaban al borde de cada hueco y esperaban. Algunas, las más coquetas, pestañeaban y se contorneaban cuando ella pasaba su mirada sobre ellas. Otras, las más tímidas, se sonrojaban y hundían su cabeza en el cuello de sus camisas. Había muchas que suspiraban porque estaban cansadas de que nunca, nunca, nunca en sus años de vida las hubiera pronunciado. Había otras que cotorreaban y chismorreaban tan alto que le hacían poner cara de grima... "No, por favor, silencio... a estas horas, la ciudad duerme y vosotras estáis ahí montándola". Aquella mañana escogió de nuevo la palabra "Sonrisa". Sonrisa se estiró como una gata cuando la acunó su mano y miró hacia las otras sonriendo... Ampliamente. Buscó entre los colores y cogió el "Rojo". Rojo se saludó con sonrisa y esperó impaciente para ver quién era la siguiente palabra escogida aquella mañana de lunes post-"todo". Sin embargo, ella guardó las dos palabras en su bolso junto con la cartera, las llaves, el gloss y el paraguas y se fue.

En el trayecto, Rojo se comió el coco pensando si lo declinaría o no y Sonrisa, a su vez, se sintió muy sola y triste y pensó que lo ideal hubiera sido coger a otro par de sus exactas gemelas para hacerle compañía...

Después del café, se sentó con sus palabras. Él se vino a su mente y fue entonces cuando necesitó de Sonrisa. Miró por la ventana y pensó que no soportaría mucho tiempo más la distancia y el invierno, este cocktail molotov que, tan solo gracias al Rojo profundo de su amor, estaba haciéndose medianamente llevadero. Rojo, felizmente no declinado, se sintió orgulloso de formar parte del séquito de Amor y, entre risas y cuchicheos, saludó a tantas otras compañeras de viaje... Mariposas, mimos, carcajadas, abrazos, encuentros, amaneceres, deseo, besos, paz... Arremolinadas alrededor de sus manos consiguieron que el día entrara en calor.

1 comentario:

Ana Laura dijo...

Uf, qué bien escribes. Siempre logras llegar bien adentro con tus entradas.

Maravillosa.