El payaso Tomás baja las escaleras del metro de Chueca a las once y media después de recoger y ordenar sus artilugios en la maleta. Hoy robará sonrisas en otro rincón de Madrid y sabrá que las sonrisas de ayer son pasado y se perderán como lágrimas en la lluvia.
Y yo bajé las escaleras poco después de él y recogí su nariz verde del suelo, sonreí con su legado en las manos y comencé a leer un libro recién autografiado por Gioconda Belli mientras se desenredaban de mis dedos las palabras que duelen y quiero olvidar...
mi hogar en cualquier sitio
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*a Sendoa Bilbao*
«El día más insospechado
me desperté con la entereza
de no hablar más de mi pasado
y perdí peso en la cabeza».
Antonio Vega
Aprendí hac...
Hace 2 semanas
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