Transitábamos Madrid silenciosamente rozándonos las puntas de los dedos en cada paso, era la cuenta atrás hacia una despedida más (y, también, menos), cuando de una trompeta desafinada sonó La vie en rose. Me dicuenta de lo feliz que me hace sentir tu roce cuando mi mano te busca, aquí o en lugares lejanos llenos de olores, sabores y anécdotas.
De regreso... deseando que el OtOñO rebose de ilusión nuestros OjOs y nos sorprenda desnudos pisando hojas y comiendo pastel de ciruelas.
mi hogar en cualquier sitio
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*a Sendoa Bilbao*
«El día más insospechado
me desperté con la entereza
de no hablar más de mi pasado
y perdí peso en la cabeza».
Antonio Vega
Aprendí hac...
Hace 2 semanas
1 comentario:
se te echaba de menos :)
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