lunes, 18 de octubre de 2010

Remembering boxes

Guardaban los recuerdos en cajas casi idénticas. La de ella, muy rosa. La de él, muy roja. Ambas con espacio suficiente para ir llenándose con el paso de los siguientes años juntos. A veces se entretenían sacándolos a que les diera el sol y el aire y era entonces cuando se daban cuenta de que los guardaban del mismo modo: con muchísimo cariño, arropados entre algodones, en fila de a uno, perfectamente datados, cultivando todos sus colores, olores y sabores, capturando la luz del momento, el calor del lugar, anotando cada palabra, descifrando cada mirada, tendiendo el puente hasta el siguiente, ... Cada vez que se sentaban a recordar aparecían largas listas de abrazos y besos, de conversaciones interminables, de desnudas mañanas de domingos y largos paseos, juntos desvestían las rutinas de su "ahora" para reencontrar las promesas y los deseos de "entonces". Y al cerrar la tapa, una única frase: Y lo mejor está aún por venir.

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