miércoles, 8 de febrero de 2012

Sobre mis no lugares...

Entendí que los "no lugares" son aquellos lugares en los que estamos de paso, entre ellos el vagón de metro, siempre el segundo, que cada mañana cojo a la misma hora, en el mismo lugar y que normalmente comparto con los mismos "no conocidos".

En Sol se monta siempre el chico ciego, impecablemente arreglado, acompañado por sus ojos de cuatro patas. Juntos se colocan al lado de la puerta, nunca acepta que le cedas un asiento, y espera a que llegue su parada, Estrecho.

En Iglesia se monta siempre el señor del traje gris con el diario "El mundo" pegado a la mano, quien ajeno a los cambios meteorológicos tan solo viste su traje gris y su (irónica) corbata rojo cereza. Amante de la literatura fantástica en bruto, esconde su nariz tras el periódico y no se percata de nada. Por supuesto, no se percata de que cada día le paso revista.
Últimamente se sitúa siempre junto a él, el chico de la bufanda Burberrys perfectamente colocada sobre el abrigo levita azul marino. Por su aspecto podría pensar que tiene casi cincuenta años, sin embargo, no creo que llegue a la treintena. Eso sí, vive atrapado en el más puro estilo de pijo clásico. Ambos se bajan en Cuatro Caminos.

También se ha acoplado a mi vagón la mujer del sombrero morado y el abrigo verde, que siempre lleva preciosos zapatos Camper y broches grandes en la solapa. La primera vez que la ví pensé que seguramente era profesora. Y hoy le he añadido la especialidad, creo que es profesora de literatura porque en sus manos he ido viendo los libros que tuve que leerme en el instituto... hoy, sin ir más lejos, "El guardián entre el centeno". Ella también se baja en Estrecho, junto con el hombre ciego y sus ojos de cuatro patas.

Este "no lugar" y estos "no conocidos" han ido cambiando cuando me he mudado. Algún día me atreveré a lanzar una crónica de las líneas de metro y sus "no habitantes", yo que no me escondo detrás de ningún periódico (mentiroso) y que, a pesar de los madrugones, voy con los ojos bien abiertos por el mundo...

2 comentarios:

alberto dijo...

El metro no es un no lugar. Lo sería únicamente para los turistas o usuarios ocasionales. En el caso que describes en el que encuentras esos personajes con los que te cruzas a diario, no es correcto utilizar el término "no lugar" de Marc Auge. Desde mi modesta opinión creo que tendrías que utilizar otro término o explicar en tu articulo, claramente lo que para Auge son estos lugares y luego opinar lo que son para ti.Te invito desde aquí a que leas "Los No Lugares" y "El metro revisitado", cualquier duda no dudes en consultar.

Carmen dijo...

Gracias, Alberto, por tu comentario. He intentado "seguirte la pista" y he descubierto que eres un gran conocedor de "no lugares" y por qué "mi vagón de metro y mis no conocidos" no lo son, si no todo lo contrario y precisamente porque somos cada día y porque les miro a la cara cada día. Dejaré tal cual el post porque no quería escribir nada científico. E invitaré a quienes puedan leerlo a seguirte la pista y entender tu corrección.
Carmen