... y regalarte cada mañana de viernes una poesía.
Y atravesar el quicio de la puerta (ya) echándote de menos.
Y descontar minutos hasta tu siguiente sonrisa.
Y desear los viernes despegados de la silla y
los desayunos de los sábados con pan recién tostado,
mermelada,
mantequilla.
Y repetir verano en el fin del mundo.
Así transcurren nuestros años juntos.
Deslizándose alegres por tus OjOs de OtOñO.
¿el infierno son los otros?
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El gato era pequeño. De tan pequeño, podríamos asegurar que sólo tenía
cabeza. Ni tronco ni extremidades, sólo cabeza. Estaba hambriento, era
evidente, s...
Hace 3 semanas