lunes, 6 de octubre de 2008

Llegarás en barco...

Ninguna distancia es ahora infranqueable. Te espero en el puerto y tú, tú llegarás en barco rompiendo el horizonte, la luna colgará casi llena de ese hilito fino del que cuelga del techo, como las mariposas de Manos del Sur, apenas habrá nadie a mi alrededor esperando y hará viento, viento fresco. Yo llevaré puesto mi gorro verde de siempre para taparme los oídos y librarme de más otitis, me frotaré las manos mil veces mientras te espero, silbaré alguna canción de Silvio para matar el tiempo, me morderé mil veces los labios y acabaré mil veces con el liposan que los cubre y que sabe a fresas con nata, daré dos pasos a la derecha y dos a la izquierda sin pisar las líneas separatorias de las baldosas y jugaré a contar los aviones que sobrevuelan mi cabeza y que apenas han tomado altura cuando pasan por encima del puerto.

Te espero en el puerto y tú, tú llegarás en barco... con mil historias y mil sonrisas, con mil experiencias vividas más que cuando te fuiste. Llegarás cargando tu mochila de siempre, amarillo mostaza, y tu pelo se balanceará con el aire según caminas hacia mi con los brazos semiabiertos ya.

Te espero y llegas y nos abrazamos y el mundo se detiene un segundo en nuestro abrazo. Al separarnos, me agarras la mano y me dices aquello de que el viaje se te ha hecho corto (ojalá hubiera sido también tan corta la espera) y aquello otro de que te acordaste de traerme los libros que te pedí... Y tu sonrisa lo inunda todo como sólo tu sonrisa sabe hacerlo.

Y el barco se irá y se lleva otra historia hacie otro puerto donde espera otra persona...

Y nuestras vidas discurren así... esperándonos y llegando... Y nuestros estómagos viven eternamente así ... entre nervios de despedida y nervios de encuentro.

Te espero. Se puntual. Tu barco sale dentro de un ratito.

2 comentarios:

Veneguera dijo...

Te imaginas que no fuera una persona concreta a la que esperamos? Te imaginas que fuera el sentimiento? El texto sería exactamente igual, porque vendría con lo desconocido (esas mil historias que nos sonarán nuevas)y también con la mochila amarillo mostaza que ya conocemos (como esa sensación de conocer a alguien de antes... cuando en realidad lo acabas de conocer)

Carmen dijo...

¿Sabes?
Lo escribí pensando en la mochila amarillo mostaza de Noelia, en los nervios que sentimos siempre cuando sabemos que llega el día de nuestro encuentro, en los sms de despedida que ritualmente nos enviamos cuando se va o me voy. Lo escribí pensando en Noe y en Ibiza pero, sí, claro, este texto puede abstraerse totalmente, hadita.
Seguro que no esperabas, al leerlo, que no tuviera nombre masculino el sujeto esperado, ¿verdad? Jajajajajaja.