Es tiempo de sembrar de nuevo, de mudar la piel, de prepararla para el sol del verano, de comprar billetes de avión a sueños lejanos, de mirar hacia adelante, de decir "Hasta luego" o "Hasta nunca", depende a quién o a qué.
A ratos pienso que fue tan efímero como las flores de los almendros.
Las flores de los almendros son valientes, explotan rosas ante nuestros ojos, gélidos de invierno, abren el fuego calmo de la primavera, y se las lleva siempre el ventoso abril. Mueren aplastadas contra el cemento de las calles de la ciudad o despistadas entre hierbajos en el campo.
Como bien dice el Hada, el tiempo que ha durado nos ha enseñado muchas cosas, en lo humano y en lo profesional, nos ha acercado a personas maravillosas, ha bañado sonrisas y tristezas en ron miel, ha dado calor a los meses fríos de invierno, ha estrechado lazos, ... a mi, a mi personalmente, este tiempo me ha dado la respuesta a por qué quiero estar ahí y ese es el gran
regalo que me llevo.
Una vez más, la vida no nos deja acomodarnos, nos empuja a vivirla, a sonreírla, a disfrutarla... ¡a crearla!
Y la intensidad importa, una vez más, muchísimo más que el tiempo que duró. Fue intenso lo que vivimos en el Oeste, tanto como maravilloso es el poso que deja esta experiencia.
Toc toc... una nueva puerta se abre... ¡vénte!
A ratos pienso que fue tan efímero como las flores de los almendros.
Las flores de los almendros son valientes, explotan rosas ante nuestros ojos, gélidos de invierno, abren el fuego calmo de la primavera, y se las lleva siempre el ventoso abril. Mueren aplastadas contra el cemento de las calles de la ciudad o despistadas entre hierbajos en el campo.
Como bien dice el Hada, el tiempo que ha durado nos ha enseñado muchas cosas, en lo humano y en lo profesional, nos ha acercado a personas maravillosas, ha bañado sonrisas y tristezas en ron miel, ha dado calor a los meses fríos de invierno, ha estrechado lazos, ... a mi, a mi personalmente, este tiempo me ha dado la respuesta a por qué quiero estar ahí y ese es el gran
regalo que me llevo.
Una vez más, la vida no nos deja acomodarnos, nos empuja a vivirla, a sonreírla, a disfrutarla... ¡a crearla!
Y la intensidad importa, una vez más, muchísimo más que el tiempo que duró. Fue intenso lo que vivimos en el Oeste, tanto como maravilloso es el poso que deja esta experiencia.
Toc toc... una nueva puerta se abre... ¡vénte!
4 comentarios:
Si no recuerdo mal, intuías estos cambios así que para adelante ... Hago escala en Madrid para recoger mis haribo el viernes, ok?
Besos, bonita
alvenc
Buenos dias, como cada dia que escribes, me uno a ti, si, estamos en el mismo barco, con inquietudes similares y con ganas de dar un cambio que tememos o que simplemente nos cambiara la vida de una forma u otra y no sabemos como hacerlo, pero sabemos, dentro de nosotras que queremos hacerlo, si, deseamos y hacerlo y no sabemos como, Menchu, poco a poco, con paciencia, con esa sonrisa de seguir hacia delante, de ser victoriosas en la parte que nos toca, somos asi, como una y muchas veces te dije, somos las mejores y nosotras lo valemos, y ale,.....que salga el sol por donde quiera, pero que salga.
Feliz dia mi sol,enhorabuena y gracias por estar siempre conmigo
Al de arriba, ¡qué vicio tienes!
Manuela, gracias a ti por estar siempre rondándome, preciosa. Este cambio con respecto al Oeste se veía venir, realmente es positivo porque hay tiempo para preparar otras cosas, descansar, tomar mil vinos y tener mil ideas. Es algo que no me cuesta soltar. El resto de cosas, mmmmm... quiero ser positiva.
Besos y abrazos a los dos...
Carmen
Cuando se cierra una puerta...se abren mil ventanas ;)
un beso Mentxuu, a ver si nos vemos no?muackk
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