Por ser éste el más suculento manjar,
por tratarse esta vez de uno de mis platos más elaborados,
entiende que me preocupe tanto cada detalle,
entiende que no pueda conformarme con cualquier cosa,
que busque hasta encontrar lo mejor,
que me esmere en su preparación,
que me entristezca si me salto algún paso,
si no consigo darle el punto que quiero.
La elaboración es deleite,
aunque vaya acompañada de un interrogante
lleno de nervios y miedos: ¿saldrá bien?
¿le gustará tanto como a mi?
Cocinar para un paladar exquisito como el tuyo,
no es fácil.
Menos aún cuando se trata del más sublime manjar.
Cada beso cuenta.
¿el infierno son los otros?
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El gato era pequeño. De tan pequeño, podríamos asegurar que sólo tenía
cabeza. Ni tronco ni extremidades, sólo cabeza. Estaba hambriento, era
evidente, s...
Hace 3 semanas
2 comentarios:
Qué bonito..
Ay, has expresado perfectamente lo que me pasa cuando me aboco a la placentera tarea de cocinar...
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