lunes, 29 de septiembre de 2008

Espejos (y no de cuento)

Yo escribí hace meses un humilde mail titulado "Espejos" que decía así:

"¿Sabes?

Cada día odio más los espejos y, sin embargo, cada día somos más conscientes todos de que lo que vivimos, sentimos, lo que creemos único dentro de nosotros se repite incesantemente en personas diferentes. Cada día nos miramos en mil espejos
con formas diversas y recibimos la misma imagen de vuelta. Lejos de llorar la falta de individualidad, celebro el abrazo colectivo, el sentimiento compartido…

Nunca me gustó la soledad.

Así una persona hasta ahora ajena a tu vida evoca a otra entre mariposas y tragos de ron miel… Y una persona ajena a la mía evoca a otra entre cigarros y poemas y sentimientos confusos… Yo siempre bebía ron miel y él siempre brincaba borracho entre mi cuello y la estela de la falda de ella…

Es todo tan curioso…

“… estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz…”

Y me respondieron regalándome por mi cumpleaños el último libro de Eduardo Galeano, que yo desconocía por completo, titulado precisamente "Espejos" y sobre el que habla hoy EL PAÍS en este artículo:

"Para los intelectuales de izquierdas, el fútbol hace que el pueblo no piense. Para los de derechas, es la prueba de que piensa con los pies. ¿Que es un negocio y está manipulado? Eso vale para todo. ¿El sexo no lo está? Más que cualquier deporte. Y los que saben me han dicho que el sexo no está mal".

http://www.elpais.com/articulo/cultura/cabeza/llena/preguntas/elpepucul/20080929elpepicul_7/Tes

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