Lo malo de los años es que te van agujereando alma, boca y bolsillo. A saber... ser pequeño es un chollo se mire por donde se mire. Se te caen los dientes solos, es decir, sin dolor y sin pagar porque te los saquen. Viene el Ratoncito Pérez y te deja la propina que rápidamente volverás a gastarte en chuches. Te sale otro diente, sin dolor y sin pagar porque te salga... ¡un chollo! Al filo de los treinta, me he dado cuenta de que los sueños o los objetivos "anuales" se cuelan por los agujeros, en este caso, por los agujeros que ha dejado mi muela en mi boca y en mi bolsillo. Mi muela no se ha caído sola, si no que, además de doler como una condenada, he tenido que pagar porque me la sacaran. El Ratoncito Pérez no existe para las que rondan los treinta así que, si quiero chuches, me toca pagármelas a mi solita (se me han quitado las ganas de comer chuches después de la receta del dentista) y, además, voy a tener que pagar por una hermosa muela nueva que se llamará Cuba o Perú o México... el nombre del país al que probablemente no vaya porque, claro, en estos tiempos que corren, hay que aprender a priorizar y no soy hija de señora rica.
En fin... estoy de muy malhumor y tengo pensamientos antisistema que me hacen estar a un paso de hacerme cresta ...
Y, por otro lado, sé que ojalá todo se pudiera pagar con 1.500 euros en esta vida... sí, sí, lo sé, si mi lado Mafalda también aplica en estos casos.
Ay...
¿el infierno son los otros?
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El gato era pequeño. De tan pequeño, podríamos asegurar que sólo tenía
cabeza. Ni tronco ni extremidades, sólo cabeza. Estaba hambriento, era
evidente, s...
Hace 3 semanas
3 comentarios:
Cambio muela y sonrisa por sorpresa.
Fdo. Sr. Pérez
Uy... ¡identificación!
menudo chollazo e de hacerse mayor...uis
besos pasando por aqui.
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