lunes, 7 de diciembre de 2009

Yo me acurruco asustada y ni siquiera soy capaz de decidir a qué hora salir de mi burbuja-cama, a qué hora poner el despertador y abandonar esta siesta.

Tú me recuerdas que sólo es necesaria una manopla porque la otra mano está
felizmente ocupada.

A veces me empeño en ser rara. Y me agobio yo sola.

1 comentario:

Ana Laura dijo...

Bienvenida al club, el de las raras, digo. Y de las agobiadas.