Yo me acurruco asustada y ni siquiera soy capaz de decidir a qué hora salir de mi burbuja-cama, a qué hora poner el despertador y abandonar esta siesta.
Tú me recuerdas que sólo es necesaria una manopla porque la otra mano está
felizmente ocupada.
A veces me empeño en ser rara. Y me agobio yo sola.
¿el infierno son los otros?
-
El gato era pequeño. De tan pequeño, podríamos asegurar que sólo tenía
cabeza. Ni tronco ni extremidades, sólo cabeza. Estaba hambriento, era
evidente, s...
Hace 3 semanas
1 comentario:
Bienvenida al club, el de las raras, digo. Y de las agobiadas.
Publicar un comentario