martes, 18 de noviembre de 2008

No puedes anclar mi mar

Me fui.
¿Acaso no te diste cuenta?
Contemplaste mi ida impasible
y temblaste tarde mi ausencia.

Ya no estoy donde creíste dejarme para siempre.
Te expliqué mil veces que siempre
es demasiado... Incluso para mi,
que soy adicta al pasado.

Da igual que te acerques, da igual cómo te acerques,
no importa que coloques mal o bien las palabras,
no hay oídos ya para tus discursos rompecabezas
y destrozalmas,
no te molestes en contar con rigor todo lo contable,
porque aquello que es incontable,
ya no existe.

Se lo tragó tu "para siempre".

Y yo ...
yo me moví.
No me preguntes ni por qué, ni cuándo,
simplemente me moví.

O te mueves o te mueven.
Rotundo.
Necesario.
Consecuencia de ti.
Resultado de mi.

Ya no puedes anclar mi mar,
ni cortar mis alas,
ni frenar mis anhelos,
ni controlar mis sueños,
ni colgar una soga en medio de la cama
donde te amé.
Tanto.
¿Tan bien?

Ya no.
Y en el extraño vacío de este "ya no"
repetido mil veces delante y detrás
del espejo,
en el extraño vacío
arranco tu ancla
y la dejo caer
pesada,
plomiza,
en la espiral que es mi vida
desasida de la tuya.

Y me cuesta pararme a pensarte,
a escribirte,
a recrearte,
pero es necesario
despedirse de este ancla
y gritarrrrr...

Gritar que mi mar está a salvo.

4 comentarios:

Mini Alf dijo...

El mar... embravecido o calmo, reflejo de la vida y recipiente de muerte, a veces de lágrimas.
Bravo, bravo, brava.
¡Si lo importante es no hundirse! El resto es todo mentira.

Carmen dijo...

... mientras ando desclavando dioses por los arrabales...
donde siento en espirales...

;-)

Mini Alf dijo...

...donde voy desnudando mis verdades...

Anónimo dijo...

Grita porque es un placer oírte gritar que estás a salvo, por fin lo sientes.
Llevas tiempo a salvo, Carmencita, y te lo mereces, por guapa!!!!
alvenc