jueves, 25 de diciembre de 2008

¡Despierta!

El aroma del café
recrea los buenos días
de tu boca (sobre la mía).

Los sueños desnudos
de luna
te trajeron a mi cama
sin ropa.

El deseo provocó
mareas de sábanas
y se quebró contra la garganta
loca sin ti.

Las pupilas dilatadas
reflejaron miedos,
odios y pasiones
mientras los dedos
dibujaban paraísos desconocidos
y las palabras desvelaban
deXeos casi prohibidos.

Tener en parte el todo.

Desear con nombre propio
tiene el precio del delirio.

Nombrar los deseos
tiene la recompensa
de la locura,
cuyos gemidos sólo conocen dos,
el café es doble en tu boca,
en cuyo calor sólo sobreviven dos,
el frío es doble en tu ausencia.

Anoche.

Transité por tu vida de puntillas.
Velé por tus sueños.

¡Despierta!

Estás libre, sí, LIBRE.



* Mientras corren las horas tranquilamente en mi Palencia natal,
añoro...

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