Con el pelo enmarañado y ojeras de dormir poco,
sí,
así...
Y, sin embargo, estaba feliz.
Ajena al mundo con sus locos y locuras,
ajena al frío de las noticias que pesan
y se clavan en las retinas pidiendo ser el centro
del pensamiento, sin tregua.
Despreocupada de la lluvia
que cae desde tus ojos.
Desasida del cordón que aprieta y ahoga
y arrastra hasta ese lugar
que no quiero volver a visitar.
Olvidando...
Desaprendiendo.
Más allá de mi piel,
la tuya.
Nada más.
El resto lo han ido arrastrando los días
y espera resolverse en un viernes noche
que no llega del todo.
¿el infierno son los otros?
-
El gato era pequeño. De tan pequeño, podríamos asegurar que sólo tenía
cabeza. Ni tronco ni extremidades, sólo cabeza. Estaba hambriento, era
evidente, s...
Hace 3 semanas
1 comentario:
Me encanta, como siempre. Desaprender es lo que deberíamos hacer más a menudo todos. Somos demasiado listos para aguantarnos entre nosotros jajajaja
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