viernes, 6 de marzo de 2009

Entre dos brazos...


El hueco que crean los brazos estirados y el pecho
aloja al otro que, a su vez, abraza también.
Un puzzle perfecto de brazos, cabezas, cuellos y pechos.
Las cabezas se inclinan. Las narices acceden al olor
caliente del cuello. Las bocas rozan los lóbulos de las
orejas. Las respiraciones se acompasan (o no). Las dunas
de ellas se aplastan contra las de ellos. Todos los sentidos
se concentran en el mismo lugar. Desde fuera se percibe
un único ser.
Existen tantos tipos de abrazos como de besos
normalmente unos acompañan al otro
convirtiéndolo en un momento único
aunque se repita mil veces,
en un recuerdo único
imborrable.
*Este abrazo de Schiele, como el de Klimt,
me emociona.