viernes, 7 de agosto de 2009

Cuarto sentido: El gusto

Pasaron días y noches saboreándose, lamiéndose, succionándose. Al principio aderezaban sus bocas y sus cuerpos con mil ingredientes diferentes. Después, descubrieron el placer de los sabores sin disfraz, omitieron las especias, la miel, el helado... sus sabores desnudos les enloquecían por completo hasta el punto de no ingerir nada desde horas antes de verse para que su sentido del gusto estuviera atento, deseoso, anhelante.

Cuentan que murieron de inhalición después de un tiempo separados. Él, desnutrido y deshidratado, obsesionado por mantener intacto en su boca el sabor de su último bocado de ella. Ella, desnutrida y deshidratada, loca por conservar intacto en su boca el sabor afrutado y salado de la boca de él. Locos.

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