martes, 25 de noviembre de 2008

De par en par

Hace frío. Las esqueléticas ramas hacen de repisa a los primeros copos de nieve. Los tejados helados acogen las vidas deformes de aquellos que dicen saber adónde van y de dónde vienen. Las nubes rosadas no dejan ver las cumbres nevadas y las aves emigraron hace días hacia tierras más amables.

Se dejó la puerta abierta y, sin percatarse de ello, se coló la única corriente de aire cálido que corría por la ciudad. Al volver a casa, cerró la puerta tras de sí y la corriente quedó atrapada en aquella sala a medio amueblar, sin cortinas aún, sin fotos, con los cuadros apoyados contra las paredes... Durante unos días hizo su vida normal, la calidez de la corriente apenas le incomodaba. A veces se sentaba a su lado en el sofá mientras él hablaba por teléfono, otras le acompañaba a la cocina mientras hacia el café y le soplaba besos en las mejillas, por la noche le calentaba los pies al quitarse los calcetines para meterse en la cama... La cama llevaba años vacía de ella ... e incluso de él. La corriente comenzó a hacerse algo familiar para él. Entraba en casa y esperaba su saludo al quitarse el abrigo. Su olor le volvía loco, sobretodo cuando acababa de entrar en casa y su nariz había respirado demasiada contaminación... La corriente le regalaba su olor fresco y le transportaba a su infancia.

Llevaba tiempo conviviendo con ella y pensaba que siempre estaría. Se había acostumbrado y le gustaba. Sin embargo, aquella mañana de sábado se dejó la puerta de par en par cuando bajó a recoger el correo y ella se fue. Y le dijo adiós soplándole la nuca cuando él estaba sacando las cartas del buzón, pero él no lo notó... Estaba absorto en la lectura de aquella carta que por fin había llegado, después de años. Aún reconocía la letra de la que durante tantos años ocupó el lado izquierdo de la cama.

Al entrar en casa notó levemente su ausencia pero seguía absorto descifrando letras. Fue por la noche cuando comenzó a echarla de menos, se quitó los calcetines y sus dedos se encogieron de frío... ¡No estaba! ¿Dónde estaba? La buscó por encima y por debajo de la cama. La buscó entre el abrigo y la bufanda. La buscó en el sofá donde siempre se sentaba y en la cocina donde solía esperarle. ¡No estaba!

Se asomó a la ventana y la vió... La vió al otro lado del cristal, esperando para entrar...

Le habían abierto la vida de par en par y no se había atrevido a nada más allá de él.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Q triste.

Estoy aqui. Tú?
alvenc

Vicky dijo...

Que pena, se quedo solo, y no podia dejarle entrar por la ventana?

Carmen dijo...

No sé tú pero yo no soporto el frío...
Besos
Carmen

Vicky dijo...

Claro, pero es que vas desnuda y el vestido aquel blanco que estabas tan guapa... ponte algo de ropa que no me estraña que no te guste el frio, que frio!!!!
Va, por fa!!! Que te vas a costipar!!! Cuidate guapa!!! Un abrazo de Luna

Imagine... dijo...

me suena a eso de "me dediqué a perderte y cuando volví te había perdido para siempre..."

juumm...

un besoooo ^^