sábado, 21 de marzo de 2009

Dejar de ser faro

Dejar de ser faro es una tarea dura pero más duro es decepcionarse una y otra vez por lo mismo.
Dejar de ser faro, dejar de ser faro, que tu nombre predestine tu oficio hasta el día en que eres consciente y rompes, ser un ser maternal y dejar de ser faro... qué triste la vida del farero, incluso la del farero del Principito en su planeta sólo para él... dejar de ser faro, dejar de ser faro, dejar de ser faro, guardar el mar bajo la almohada para soñarlo una y mil veces pero nada más... dejar de ser faro. Dejar que cada uno encuentre su norte. Celebrar con aquellos que lo comparten sin invadirlo. No tengo tiempo para ser farera, ni para sentir rabia, yo quiero recorrer mundo, hoy el sol se pondrá por el Oeste y, antes de verlo, tengo que limpiarme la rabia...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me parece de las cosas más difíciles: uf, ser faro y que se te joda la luz un día y todo el mundo le eche la culpa al farero...
¡Quita, quita, no seas faro! ¡Que cada cual encuentre su camino! Como mucho, regala alguna linterna, si quieres, pero lo del faro... ¡Qué horror ser faro! ¡Never more, Carmela!¡Never more!

M

Imagine... dijo...

Los faros no vuelan...viven anclados, condenados a quedarse en el mismo sitio, viendo el mismo mar, guiando a los mismos barcos...no no no no :)

muakaaa

Carmen dijo...

:-)

La echaba de menos, Madame. Espero que pronto nos encontremos al aroma de un buen ribera, de los nuestros.

Qué triste no volar, verdad? No, no puede ser.

Tengo agujetas en las alas, es lo que tiene la primavera.

Besos
Carmen