martes, 17 de marzo de 2009

La relatividad del tiempo

Mientras camino a coger el metro, pienso y siento que no ha pasado tanto tiempo, nada ha cambiado tanto, nada es tan ajeno.

¿Acaso no pensaste alguna vez que los semáforos son guerreros ataviados con sus pinturas de guerra danzando al viento y sobreponiéndose a los estrepitosos ruidos de la ciudad? ¿Acaso nunca viste las farolas como esas mujeres estilizadas que aparecen en las pinturas africanas de masais? ¿Nunca pensaste al mirar a la luna que ella ha conocido a tus ancestros, que ella contemplaba ya tu historia antes de que tú fueras consciente de estar viviéndola?

¿Ha pasado realmente tanto, tanto tiempo?

Te contempla tu historia, te arropan tus ancestros, la vida te enseña a cada paso y te invita a vivirla casi con "desesperación" porque, al fin y al cabo, ¿qué es una existencia de 70 u 80 años en un mundo que carga siglos sobre sus espaldas y, a pesar de todo, continua regenerándose?
¿Adónde miras para aprender?

2 comentarios:

Lundra dijo...

siempre atrás, los cimientos que tenemos es lo que nos viene de lejos, de atrás en el tiempo, y en la historia, somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos, nada cambia y al mismo tiempo nada es igual. pero sí, los semáforos son guerreros y las nubes casas ambulantes. un besazo

Edu dijo...

El tiempo es una constante de la materia y nosotros parte de su corriente, de su fluir. Somos pestañeos de luz de las estrellas, de cara a la eternidad, pero lo efimero mantiene la belleza del instante.
Un Saludo.