martes, 17 de marzo de 2009

Desenredando / El elefante encadenado

Sentir sueño cuando el sol está brillando en lo alto del cielo.
No entender ni siquiera el idioma que aprendiste en la cuna.
Congelarte en agosto.
Atragantarte con un guisante
y emborracharte con sólo quitarle el tapón al ron.
Olvidar la tecla "Enviar".
Atrincherar palabras en borradores.
Empezar a desenredar.
Bañarte en sal
y secarte en luna menguante.
Olvidar
es despreciar el pasado
pero, en ocasiones, es necesario
para volver a volar
alto.
Volver a volar alto.
Volver a ...
Creer.
Confiar.
Intuir.
F
L
U
I
R.
Entender.
Crecer.
Querer.
Vivir.
--------------------------------------------------------------------
EL ELEFANTE ENCADENADO de Jorge Bucay*
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.Hice entonces la pregunta obvia:
–Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.La estaca era ciertamente muy fuerte para él.Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

*Me gustan los cuentos pero no me gusta Jorge Bucay, sin embargo, ahí os dejo este cuento. Con mi mayor deseo de que nunca seamos elefantes encadenados.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría

M. Benedetti

Vicky dijo...

Hola Carmen, me ha gustado mucho tu post, me gustaría saber si Alvenc tiene blog??

Ja em diras?? Quan poguis??

Gràcies i petonets de sucre

Carmen dijo...

No, no tiene blog pero debería animarse ;-)

Gracias a ambos.

Besos de martes prepuente
Carmen

Vicky dijo...

Como que prepuente??? donde hay fiesta??
Aqui estamos todos currando... y vosotros no???

PD= Pues dile a tu amigo Alvenc que si abre un blog, o si se anima que me de la dirección.

Carmen dijo...

El jueves es fiesta y el viernes es fiesta para quien se la coja ;-)

Alguien tiene que levantar el país jajajaja

Besotones
Carmen

Vicky dijo...

A claro, es que aqui los catalanes, no celebramos el día del padre San José

Pues, que vaya bien el puente, espero que haga mucho solete.

Besazos guapa

Imagine... dijo...

No creo q el olvido exista al cienc por cien...y d lo q estoy segura es de que uno no olvida por "querer olvidar"

un besazo, Mentxuuu ^^

Carmen dijo...

Hola, pequeña. No se trata tanto de olvidar por querer olvidar como de olvidar para sentirse libre otra vez y poder disfrutar. Y ese trabajo lleva tiempo pero tenemos mucho por delante...
Estoy segura de que quien quería que lo entendiera, lo ha entendido y recibirá mi abrazo, mi consejo y mis mimos una vez más.
Besos
Carmen