lunes, 12 de enero de 2009

Silbidos

El fluir de la vida nos lleva muchas veces a desatender algunos silbidos. No fue por egoísmo, no fue porque dejaras de importarme, simplemente mi caos particular encauzó mis días hacia una dirección que no era la tuya y perdí las coordenadas.

Prendes de mi corazón desde hace muchísimo tiempo y, al abrazarte, te siento y te leo el alma y sé que es imposible que estés bien porque nadie está bien en tu situación... está todo demasiado reciente. Y sé que es imposible que estés bien porque yo no estaba bien, porque mi piel es tu piel. Y el lugar que él tiene en tu corazón es el mismo que el de mi "él" en mi corazón.

Nacer con apenas quince días de diferencia.
Ser la tercera de cuatro. Tener un hermano y dos hermanas.
Sentir.
Intuir.
Llorar.
Sentir.
Mi piel es tu piel.
Tu "él" es mi "él".
Sonreír ante las miradas que, muchas veces se empeñan en no ver más, sólo se quedan en tu sonrisa.
Poner alegría a los días grises de otros.
Cuidar.
Responsabilizarse.
Amamantar.
Vivir en aquella isla.

Te observo. Estoy cerca. Reaprendí las coordenadas de tu vida el sábado pasado y no te voy a perder la pista. Te sonreiré, abrazaré, cuidaré, ... ESTARÉ.

Porque estando contigo, estoy conmigo misma,
porque conozco tu herida
y quedan muchas lágrimas por derramar
pero no estás sola.

Si te vas, abraza fuerte a tu madre.
Si no te vas, déjame abrazarte.

Te quiero

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nadie como tú.
alvenc